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11.5.08

La Princesa Azilhú (15)

Beltrán decide irse, ya ha sufrido bastante humillación, tampoco entiende por qué Lucas le engañó, ahora está en Alemania pero en cuanto tenga ocasión de verle, le hablará de cuánto le ha decepcionado, él pensaba que su amistad era sincera pero le ha traicionado, le dijo que Azilhú estaba deseando verle, le ha tomado el pelo, no puede haber nada que le haga sentir peor, se siente engañado. Su caballo iba galopando a toda prisa. Algunas lágrimas se le habían escapado de sus ojos aunque él las achacaba a la velocidad con que corría. Por fin llegó a casa de Lucas, entró a toda prisa, dejó el caballo y se dirigió a su habitación, recogió sus cosas y fue a hablar con su madre:
- Mamá, me voy, he recordado un asunto urgente que había olvidado y necesito volver, vosotros disfrutad de la estancia en casa de los padres de Lucas, ya sabes cómo son de amables, por favor, despídeme de ellos y dales las gracias en mi nombre, cuando Lucas vuelva de Alemania ya nos veremos.
-Pero, hijo, ¿cómo es eso?, ¿te vas así, tan de repente?
- Sí, mamá, es necesario.
Beltrán pensó que quedarse allí, cerca de Azilhú, le resultaría más difícil. Quería estar lo más lejos posible, donde el aire no le trajera aroma a ella... Decidió volverse a casa, al menos allí estaba su abuela y podría hablar con ella, seguro que le daba buenos consejos, siempre lo había hecho.

Las amigas de Azilhú recordaban que este domingo tendría lugar la cita deseada y habían decidido ir a verla por la tarde para merendar con ella y que les contase todo. Al llegar notaron mucho revuelo en todo el castillo, todos los sirvientes corriendo de aquí para allá, no había nadie que recogiese los carruajes... era un poco extraño... nadie abrió la puerta hasta pasado un rato. Al entrar, vieron a la aya subir las escaleras llorando, muy apresurada... notaron que algo raro estaba pasando. Le preguntaron al sirviente:
- ¿Y la princesa Azilhú? ¿no viene a saludarnos?, ¿ocurre algo?
El sirviente afirmó con la cabeza pero no soltó palabra y les indicó con la cabeza para que notaran que se aproximaba el rey.
Caminaba despacio, cabizbajo, seguido por varios de sus ayudantes. Todas se apartaron de su camino al verle. Se paró en medio de todas ellas y les dijo:
- Pasad, por favor, pasad al salón, quiero hablar con vosotras.
Se miraron unas a otras asustadas. El rey quería hablar con ellas. ¿Qué había pasado? Debía ser algo grave: ¿habría descubierto el rey la cita de Azilhú y Beltrán...?, ¿quería preguntarles para saber qué sabían ellas...?, ¿le había pasado algo a Azilhú en la cita...?
Todas pasaron al salón detrás del rey y se sentaron alrededor de la mesa.
- Quiero contaros algo, algo que le ha ocurrido a Azilhú. Es grave, pero no quiero asustaros y para que no se digan las cosas de forma diferente a como han ocurrido, prefiero contároslo personalmente. Esta mañana, Azilhú salió a pasear a caballo -todas se miraron y abrieron los ojos como platos, hasta ahí ya lo sabían-, de repente, oímos un estruendo sobre nuestras cabezas, era el dragón, se ha llevado a nuestra hija entre sus garras. Estamos desolados. Sabemos que no le hará daño, nunca se lo ha hecho a ninguna de las jovencitas, pero no podemos dejar de estar asustados y preocupados por ella. Sabemos que no hay forma de acceder a ese punto de la montaña donde habita el dragón y ahora también Azilhú. Sabemos que sólo podemos esperar a que decida dejarla libre y sabemos que tiene toda la preparación necesaria para no hacer enfadar al dragón, aún así, no podemos dejar de estar tristes, preocupados y apesadumbrados.
Se quedaron con la boca abierta, literalmente, horrorizadas y con los ojos brillantes por la emoción. ¡Azilhú había sido secuestrada por el dragón! Eso no se lo esperaban... no sabían cómo reaccionar... estaban tan tristes...
El rey se levantó de su silla y les dijo:
- Por favor, podéis quedaros a merendar como hacíais con Azilhú, pensad en ella y enviadle muchos ánimos con vuestro corazón, pensad en ella cuando estéis todas juntas... Gracias.
Salió del salón del mismo modo que le vieron al llegar, triste, caminando despacio y cabizbajo.

Se quedaron allí sentadas un rato pero no tuvieron ganas de merendar, la noticia les había quitado el apetito. Se quedaron charlando:
- Oh! pobre Azilhú, ¡qué mal lo estará pasando!
- ¿Cómo ha podido ser?
- Es increíble... nunca pensamos que le pudiera ocurrir a una de nosotras, ¿verdad?
- Es un mal día... con lo bonito que se dibujaba...
- ¿Habrá podido ver a Beltrán...?, ¿...y él no hizo nada por impedirlo...?
- Seguro que se asustó al ver al dragón y salió corriendo... ¡Será cobarde...!
- Chicas, chicas, no adelantemos acontecimientos, aún no sabemos si le vió o no, igual no le dio tiempo a llegar... no sabemos nada de eso
- No, no sabemos nada, pero podemos saber... podemos ir a casa de Lucas y hablar con Beltrán, él debe saber cómo ocurrió todo.
- Sí, vamos, le preguntaremos a él y que nos lo aclare todo...

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