mapa amung

27.1.08

La princesa Azilhú (6)

Aquel domingo, Azilhú se despertó muy temprano, en realidad, le había costado dormir. Había pasado la noche deseando que apareciese el primer rayo de luz por su balcón, no quería cerrar los ojos para que no se le escapase; en cuanto lo vió, saltó de su cama y se dirigió al balcón para asegurarse que era cierto lo que veía. Sí, sí, allí estaba el sol empezando a alumbrar el día.

Tomó aire fuerte y profundamente hasta hinchar sus pulmones, mientras lo soltaba cerró los ojos. Le sentó tan bien que volvió a hacerlo por segunda vez. Estaba preparada para un día inolvidable.

Su caballo estaba preparado. Había avisado para que se lo tuvieran preparado temprano. No sabía cuándo llegarían Lucas y Beltrán. Quería salir a pasear en cuanto llegaran. No quería perder ni un momento. Quería aprovechar todo el tiempo posible al lado de Beltrán (bueno, sí, Lucas también estará pero...).

Llegaron pronto. La espera no se le hizo larga. Les vio llegar a lo lejos, galopando. Bajó las escaleras corriendo, casi se cae. Se atusó el vestido y el pelo, que llevaba recogido en una hermosa trenza, se puso su sombrero y se pellizcó las mejillas. Al momento golpearon la puerta. Uno de los sirvientes se apresuró a abrirla.

- Buenos días, hermosa dama, -dijo Lucas con tono muy alegre inclinándose para saludarla con su sombrero-.
- Buenos días, Lucas. ¡Qué bonito día hace hoy! ¿verdad? Buenos días, Beltrán.
- Buenos días, princesa Azilhú. Efectivamente es un bonito día.
- Dejémonos de saludos y vamos a recoger tu caballo, Azilhú. ¿Lo tendrás preparado, no?
- Pues claro que sí, vamos.

Los tres se dirigieron hacia las caballerizas. El mozo de caballos le trajo su caballo y le ayudó a montar. Se fueron paseando lentamente...

Es un secreto...

Me he dado cuenta que no he explicado el motivo de este cuento, lo he tenido tan asumido que pensaba que ya lo había comentado. Es un regalo que preparo para el 12 cumpleaños de mi hija. Todavía falta mucho y espero que me dé tiempo a terminarlo. Evidentemente, ella es la protagonista y hay bastantes personajes que son la imagen de una persona real, pero eso ya lo descubrirá ella en su momento. El principal motivo por el que lo escribo es para intentar que se interese más por la lectura y que se dé cuenta que ella puede "convertirse" en la protagonista de cualquier historia.

19.1.08

La princesa Azilhú (5)

Pudo saber cómo se sentían las palomas mensajeras, las águilas, los halcones y todas las aves del mundo, porque tenía la sensación de estar volando: era como estar flotando en el agua pero con el corazón a 1.000 por hora.

De repente, su prima Teriana se acercó corriendo, haciéndola aterrizar bruscamente:
- ¡Primaaaaaa, qué bonita es tu fiesta!, pero dice mami que nos tenemos que marchar pronto. ¿Puedo quedarme un poco más?
- Claro que sí, puedes quedarte todo lo que quieras pero tendrás que obedecer a mami cuando diga que os vais, ¿vale?
- Sí, sí... ¡bieeeeeen! Adios, me voy a ver a los bufones...

Aunque Teriana tenía sólo 6 años, Azilhú y ella eran muy buenas amigas, como hermanas. Se veían a diario y también discutían a diario, pero se querían muchísimo, tanto que si estaban separadas varios días, el primer saludo entre ellas parecía interminable.

Azilhú se acercó a las gemelas Sol y Elvira que estaban con Leonor, como siempre riendo y contándose secretitos...
- ¿Habéis visto a Beltrán, el amigo de Lucas?
- No, ¿quién es? -preguntó Sol-, ¿dónde?
- Es guapísimo, yo ya me lo he pedido, es para mi ¿eh? -dijo Azilhú-.
- Vale, vale, tranquila, que es para ti -respondió Leonor-.

Todas y todos estuvieron charlando, bailando, jugando y divirtiéndose durante toda la noche pero Azilhú no podía dejar de buscar con la mirada a Beltrán, incluso en varias ocasiones Beltrán la miraba a ella... "sí, sí, estoy segura que me estaba mirando, ¿a ver?, sí, otra vez". Sentía su corazón palpitar con fuerza. Nunca había sentido tanta emoción. Dos veces tuvo que salir al jardín a respirar hondo porque tenía la impresión de que le faltaba el aire. El estómago le hacía cosquillas, no era de hambre. Era una sensación parecida a cuando montaba a caballo y hacía un salto grande. Esas cosquillitas eran muy, muy parecidas.

Ya amanecía el día cuando empezaron a despedirse de Azilhú todos sus amigos y amigas. Estaban cansados, se les notaba en la cara. Sus carruajes estaban esperándoles y, cuando llegaban a ellos, les costaba subir. La noche había sido muy larga y muy movida, sobre todo. Había sido una noche estupenda.

Mientras se despedía del resto no podía dejar de mirar de reojo a Beltrán que charlaba con Lucas y con Pedro, y tampoco podía dejar de pensar -¿cómo podría hacer yo para verle de nuevo?, ¿qué me podría inventar?, ayyyy!!! que se acerca y no se me ocurre nada....-

Cuando llegó el turno de Lucas y Beltrán, éste se acercó y le dijo:
- Azilhú, el domingo saldremos Beltrán y yo a dar un paseo a caballo, nos gustaría invitarte, sobre todo a él (acercándose más), ¿crees que podrías acompañarnos?
- (Pero ¿es posible?, ¿será cierto lo que me está ocurriendo?, ¿"sobre todo a él"?, ¿qué significa eso?, ¿están esperando una respuesta?) Sí, sí, por supuesto, ya sabes que me encanta pasear a caballo los domingos por la mañana (y por la tarde, y por la noche, y los sábados, y cuando haga falta...)

Azilhú terminó de despedirse de sus amigos y amigas y cayó en la cuenta de que ya había terminado la fiesta que con tanta impaciencia había esperado, pero lo que le esperaba ahora era mucho, mucho, muchísimo mejor, más emocionante y además... hasta el domingo sólo quedaba un día porque ya era sábado (sí, podré aguantar hasta el domingo, estoy segura).