mapa amung

19.1.08

La princesa Azilhú (5)

Pudo saber cómo se sentían las palomas mensajeras, las águilas, los halcones y todas las aves del mundo, porque tenía la sensación de estar volando: era como estar flotando en el agua pero con el corazón a 1.000 por hora.

De repente, su prima Teriana se acercó corriendo, haciéndola aterrizar bruscamente:
- ¡Primaaaaaa, qué bonita es tu fiesta!, pero dice mami que nos tenemos que marchar pronto. ¿Puedo quedarme un poco más?
- Claro que sí, puedes quedarte todo lo que quieras pero tendrás que obedecer a mami cuando diga que os vais, ¿vale?
- Sí, sí... ¡bieeeeeen! Adios, me voy a ver a los bufones...

Aunque Teriana tenía sólo 6 años, Azilhú y ella eran muy buenas amigas, como hermanas. Se veían a diario y también discutían a diario, pero se querían muchísimo, tanto que si estaban separadas varios días, el primer saludo entre ellas parecía interminable.

Azilhú se acercó a las gemelas Sol y Elvira que estaban con Leonor, como siempre riendo y contándose secretitos...
- ¿Habéis visto a Beltrán, el amigo de Lucas?
- No, ¿quién es? -preguntó Sol-, ¿dónde?
- Es guapísimo, yo ya me lo he pedido, es para mi ¿eh? -dijo Azilhú-.
- Vale, vale, tranquila, que es para ti -respondió Leonor-.

Todas y todos estuvieron charlando, bailando, jugando y divirtiéndose durante toda la noche pero Azilhú no podía dejar de buscar con la mirada a Beltrán, incluso en varias ocasiones Beltrán la miraba a ella... "sí, sí, estoy segura que me estaba mirando, ¿a ver?, sí, otra vez". Sentía su corazón palpitar con fuerza. Nunca había sentido tanta emoción. Dos veces tuvo que salir al jardín a respirar hondo porque tenía la impresión de que le faltaba el aire. El estómago le hacía cosquillas, no era de hambre. Era una sensación parecida a cuando montaba a caballo y hacía un salto grande. Esas cosquillitas eran muy, muy parecidas.

Ya amanecía el día cuando empezaron a despedirse de Azilhú todos sus amigos y amigas. Estaban cansados, se les notaba en la cara. Sus carruajes estaban esperándoles y, cuando llegaban a ellos, les costaba subir. La noche había sido muy larga y muy movida, sobre todo. Había sido una noche estupenda.

Mientras se despedía del resto no podía dejar de mirar de reojo a Beltrán que charlaba con Lucas y con Pedro, y tampoco podía dejar de pensar -¿cómo podría hacer yo para verle de nuevo?, ¿qué me podría inventar?, ayyyy!!! que se acerca y no se me ocurre nada....-

Cuando llegó el turno de Lucas y Beltrán, éste se acercó y le dijo:
- Azilhú, el domingo saldremos Beltrán y yo a dar un paseo a caballo, nos gustaría invitarte, sobre todo a él (acercándose más), ¿crees que podrías acompañarnos?
- (Pero ¿es posible?, ¿será cierto lo que me está ocurriendo?, ¿"sobre todo a él"?, ¿qué significa eso?, ¿están esperando una respuesta?) Sí, sí, por supuesto, ya sabes que me encanta pasear a caballo los domingos por la mañana (y por la tarde, y por la noche, y los sábados, y cuando haga falta...)

Azilhú terminó de despedirse de sus amigos y amigas y cayó en la cuenta de que ya había terminado la fiesta que con tanta impaciencia había esperado, pero lo que le esperaba ahora era mucho, mucho, muchísimo mejor, más emocionante y además... hasta el domingo sólo quedaba un día porque ya era sábado (sí, podré aguantar hasta el domingo, estoy segura).

1 comentarios:

Rafael dijo...

María José que bonito el cuento. Es tuyo?. Y ya me diras como hacer para que las 3000 fotos que llevo ya puedan publicarse. Un beso desde el techito del mundo. Namaste
Rafael