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2.3.08

La princesa Azilhú (9)

El domingo siguiente, salió sola a pasear con su caballo hasta la orilla del riachuelo. Buscó un árbol para apoyarse y bajar del caballo. Repitió los pasos que había andado con Beltrán. Recordaba sus palabras, sus miradas, sus ojos cuando los tuvo tan cerca, sus manos en su cintura ayudándole a bajar del caballo. Sólo podía pensar en él, en su sonrisa tan dulce. ¡Cómo le gustaba! Recordaba las palabras que le dijo y se sonrió; sonaron a música. Pensaba en el reencuentro. Pensaba en que faltaba una semana menos, pero aún era ¡toda una eternidad!

El siguiente domingo, Lucas vino a verla para decirle que había estado en casa de Beltrán unos días y que traía una carta que le había dado para ella y le había pedido que le dijera que estaba deseando volver a verla. Que sólo pensaba en ella. Que los días parecían años y que no veía la forma de acortar el tiempo que les faltaba para verse.
- Lucas, ¿y dónde está esa carta?, por favor, dámela ya.
Lucas buscó dentro de su abrigo y sacó un sobre lacrado y se lo entregó.
Azilhú abrió los ojos como platos, brillaban como las estrellas y en sus labios se dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Cogió la carta entre sus manos y se la acercó a la mejilla, cerró los ojos y pensó en Beltrán con todas sus fuerzas. La guardó en el bolsillo debajo de su vestido para leerla tranquilamente en su dormitorio.
- Dime, ¿te ha dicho algo más?, cuéntame cosas de él, qué le gusta, qué no le gusta, cómo es, todo, cuéntamelo todo...
- Azilhú, él es un chico normal, igual que yo; le gusta ir de cacería, le gustan los perros, los halcones, las peleas a caballo con lanza; bueno, lo normal... Tiene 15 años, igual que yo. Es muy divertido, siempre nos hace reir a todos... y... cambiando de tema, he venido para traerte la carta y para despedirme, voy a un viaje largo.
- ¿Largo?, ¿despedirte?, ¿a dónde vas?, ¿cuándo vuelves?, ¿y Beltrán?- las preguntas se amontonaban en su mente.
- Beltrán vendrá de todas formas. Mis padres le invitaron a él y a sus padres cuando estuvimos allí el pasado verano. Yo voy a Alemania, mi padre quiere que vaya a ver a mis tíos. Será un viaje largo. En mi caballo más veloz tardaré al menos una semana en llegar, estaré allí otras dos semanas y otra más para volver.
- Pero, Lucas, ¿me vas a dejar aquí sola? Esto no será lo mismo sin ti. Por favor, ten mucho cuidado y vuelve tan pronto como puedas.
- Lo tendré, Azilhú. Espero que todo vaya bien en mi viaje y en vuestra cita. Mucha suerte. Adios. Cuídate tú también. Nos veremos a mi vuelta.

Lucas era un buen amigo. Se conocían desde siempre. Azilhú disfrutaba con su compañía. A su lado siempre se divertía mucho. Era muy simpático.

Azilhú se fue corriendo a su dormitorio. Estaba deseando oler, mirar, leer la carta que le había enviado Beltrán. Subió las escaleras a toda prisa, entró y cerró la puerta. Se tumbó en la cama y sacó la carta de su bolsillo. Se la acercó a la mejilla, la olió, no tenía ningún olor especial pero le hacía imaginar a Beltrán delante de ella. Estaba impaciente. Rompió el lacre que sellaba la carta, la abrió y la leyó.

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